Josué lucha contra los amorreos. El Sol se detiene en el cielo por orden de Josué.

De nuevo volvemos a la Biblia. Esta vez para leer un nuevo episodio con más imaginación que la mismísima historia fantástica de Tolkien de “El Señor de los Anillos”. Veamos primero el texto bíblico para luego comentarlo.

Si quiere ver el texto íntegro, pulse aquí.

Josué 10

La victoria sobre los amorreos

10

9 Josué salió de Guilgal y, avanzando por la noche, atacó por sorpresa a los amorreos. 10 El Señor hizo que estos se llenaran de miedo ante los israelitas, y así Josué mató a muchísimos en Gabaón. Después los persiguió por el camino de Bet-horón,f y siguió matando amorreos hasta Azecá y Maquedá.g 11 Al bajar los amorreos la cuesta de Bet-horón, mientras huían de los israelitas, el Señor lanzó sobre ellos grandes piedras de granizo,h que mataron más amorreos que las espadas de los israelitas.

12 Cuando el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué habló al Señor delante del pueblo y dijo:

“Párate, sol, en Gabaón;

párate, luna, en el valle de Aialón.”i

13 Y el sol y la luna se detuvieron

hasta que el pueblo se vengó del enemigo.

Esto es lo que dice el Libro del Justo.j El sol se detuvo en medio del cielo, y por casi un día entero no se puso. 14 Ni antes ni después ha habido otro día como aquel en que el Señor escuchó la voz de un hombre, pues el Señor peleaba a favor de Israel.

Observemos cómo el Señor se pone a favor de su equipo favorito para que gane la guerra, para ello le apoya y ayuda matando a sus enemigos, los amorreos, lanzándoles grandes piedras de granizos.

Pero lo más fantástico de esta historia es cuando Josué hizo que el sol y la luna se parasen en medio del cielo. El sol se detuvo casi un día entero cuando Josué hablaba con el Señor mientras se libraba la batalla de Gabaón.

¡Qué alarde de fantasía y de imaginación!. ¿Qué tenía que pasar para que el Sol se detuviera en el centro del cielo durante un día completo? Pues nada menos, que el planeta Tierra, dejara de girar alrededor de su eje central  durante veinticuatro horas. La orden se tenía que haber dirigido a la Tierra, en vez de al Sol, para  producir ese efecto aparente de que el Sol se detenía. Pero ... ¿Os imagináis si una enorme cubeta, llena de agua, descubierta por la parte superior, desplazándose a la velocidad que gira la Tierra sobre sí misma, se parara de pronto?. ¿Dónde iría a parar el agua?. Pues algo parecido habría ocurrido con las aguas de los mares y los océanos de la Tierra si ésta se hubiese parado de pronto. Lo mismo le sucedería a los animales y a las personas que habitasen, en aquel momento, en nuestro planeta. No cabe duda que la fuerza de la gravedad de la Tierra ejerce una atracción hacia ella; pero, también, la fuerza de la inercia del movimiento del planeta ha de tenerse muy en cuenta en este caso. Veamos qué pasaría:

Un metro es aproximadamente la diezmillonésima parte de un cuadrante del meridiano terrestre. Por tanto, un kilómetro es aproximadamente la diezmilésima parte del meridiano terrestre multiplicado por 4, lo que es lo mismo que decir que un meridiano terrestre tiene una longitud de

10.000 km X 4 = 40.000 km.

- 40.075 km. tiene la circunsferencia del ecuador terrestre, según la wikipedia.

Como un día está compuesto por 24 horas y un día es lo que tarda la tierra en hacer un giro alrededor de sí mismo, pues esto quiere decir que la Tierra gira alrededor de sí mismo a una velocidad de

40.075/24 = 1.669,79 km/hora.

Imaginaros que vamos en un avión a esa velocidad de 1.669,79 km/hora y damos un frenazo en seco. Casi todo saldría disparado a esa velocidad aproximada en la dirección “este a oeste”: los mares, los vientos, las personas, etc., etc.; es decir, sería un caos. Y desde el punto de vista de las leyes físicas del Universo, mejor no hablar.

Hay muchas historias fantásticas contadas en la Biblia, como por ejemplo, la de la burra de Balaam, que le habló a su dueño advirtiéndole de la presencia del ángel de Jehová. Poco a poco iremos comentándolas. Por cierto, “los ángeles”, un mito idealizado, de singular belleza, con aspecto humano y alas para volar como las aves. ¿No son tan ilusorios como las hadas y los elfos?. Del demonio ni os cuento.