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domingo, 7 de marzo de 2010

¿LA CRISIS DEL FUTURO?: Tercera parte - Las energías sustitutivas del petróleo - EL HIDRÓGENO.


El siglo diecinueve fue el siglo del carbón, el veinte coincide con la era del petróleo: ¿será el veintiuno, el siglo de las energías renovables, límpias y abundantes que no contaminen?, si así fuese, ¿cual de ellas predominará?.
  
La humanidad ha estado cambiando de energía desde el principio de su historia: empezó con el uso del fuego al quemar la madera; luego extrajo el carbón de las minas para usarlo en el funcionamiento de la máquina de vapor, extendiendo el ferrocarril y potenciando el transporte marítimo. Posteriormente, desde 1859, que comenzó la fiebre del oro negro, el petróleo ha sido el elemento energético que todas las potencias han querido dominar. Pero ya hemos llegado al pico de ésta energía que es el punto de inflexión o inicio de una dramática cuenta atrás por el que este producto se encarecerá, disparándose su precio  con el paso del tiempo. Hasta aquí, se han utilizado hidrocarburos, cuya composición se basa en carbono e hidrógeno, principalmente. El gas natural, también, es un hidrocarburo con estos dos elementos químicos, que al llevar carbono, son emisores de CO2 y contribuyen en el calentamiento global. Pero, … ¿no podría ser, este siglo, el del hidrógeno?.

Hablaré sobre las energías alternativas en esta entrada y siguientes.

ENERGÍA DEL HIDRÓGENO:

Como ya he dicho, con la llegada del cénit del petróleo comienza el fin de la era de esta energía. En el hidrógeno puede estar el futuro, aunque sea, compartiéndolo con otras energías renovables. El hidrógeno es un elemento químico, incoloro, inodoro e insípido y es uno de los más limpios que existen. Es muy abundante en nuestro planeta, pero escasamente se encuentra en estado puro, sólo en las capas más externas de la atmósfera, por lo que, por este motivo, hay que fabricarlo. 

Jeremy Rifkin es un economista norteamericano que en el año 2003 publicó un libro titulado “La economía del hidrógeno”. Ha sido uno de los más ardientes defensores de esta energía, y en dicho libro da a conocer las excelencias y cualidades de esta energía con los enormes efectos positivos que produciría en la economía si se desarrolla adecuadamente la tecnología que facilite la obtención del hidrógeno limpio y la pila de combustión. Un combustible revolucionario, que transformará la sociedad por todas partes.  Este autor considera que el hidrógeno es la única alternativa viable al petróleo y que si no se encuentra un sustituto a esta energía, el mundo occidental, se hundirá, como lo han hecho otras civilizaciones a través de la historia y llama la atención para estimular los proyectos de inversión dirigidos a mejorar las tecnologías que funcionen mediante las pilas de combustión. Rifkin considera que el hidrógeno es el elemento idóneo para almacenar la electricidad procedente de las energías renovables, como la solar, la eólica, la hidroeléctrica, la biomasa o la geotérmica, pues cuando se produce electricidad, ésta fluye, pero es necesario almacenarla para cuando sea necesario utilizarla; porque no siempre hace sol para obtener la electricidad de la energía solar, ni siempre hace viento para la obtención de la energía eólica, y a veces hay sequías que impiden la obtención de la energía hidroeléctrica, etc. También piensa, que cualquier consumidor puede ser productor de energía a través del agua y que podrán acceder a la energía, tanto los países, hoy considerados pobres, como los ricos, anulando la desigualdad que ha producido el petróleo en el siglo veinte. Pero de momento, tanto la energía solar como la eólica, recomendadas y necesarias para la electrólisis son caras y estan insuficientemente desarrolladas. 


Con el hidrógeno se puede reducir al máximo la emisión de dióxido de carbono causante del aumento del efecto invernadero, con su repercusión en el calentamiento global. Pero hay un problema, no hay yacimientos de hidrógeno. Este elemento químico se encuentra en la madera, el carbón, el petróleo y el gas natural, pero sobre todo, abunda en el agua (dos tercios de los átomos del agua son de hidrógeno). La madera, el carbón y el petróleo son altamente emisores de dióxido de carbono y ya están empezando a escasear. El hidrógeno se puede obtener del gas natural, pero a este le queda, también, como al petróleo, poca vida; además, es emisor de dióxido de carbono, aunque menos que los anteriores, por lo tanto, debemos de descartar la obtención del hidrógeno por este medio. La manera más limpia de extraer el hidrógeno es directamente del agua. Hay agua abundante, principalmente en el mar, pero ¿cómo podemos extrae el hidrógeno?. Por el procedimiento de la electrólisis, aplicando una corriente eléctrica al agua, ésta se separa en oxígeno e hidrógeno. El hidrógeno es un gas, y como tal, se puede almacenar. También puede invertirse el proceso. Mezclando oxígeno e hidrógeno, lo que es conocido como una pila de combustible, se obtiene agua y electricidad de nuevo.  Las pilas de combustibles son dispositivos como las baterías productoras de energía eléctrica al combinar el hidrógeno con el oxígeno en una reacción química. Pero, igualmente, para obtener el hidrógeno se sigue necesitando electricidad. Si se necesita energía para obtener el hidrógeno del agua, se sigue necesitando energía de otra forma. Sería ideal enlazar la energía solar con el hidrógeno, así cada vez que saliera el sol, obtendríamos electricidad para producir hidrógeno y podríamos almacenar la misma en el hidrógeno. No cabe duda, que tanto, la luz del sol y el agua son dos elementos muy abundantes en la naturaleza, que podríamos aprovechar de forma inagotable. En España, los dos abundan, el agua en el mar, y el sol, principalmente en el sur. Uno de los problemas de las energías renovables como la energía solar o la eólica es su dificultad para almacenarse; pero el hidrógeno es un gas fácil de almacenar, aunque tomando algunas precauciones, pues es inflamable. Recordemos que por esta circunstancia, el dirigible Hindenburg, que funcionaba con hidrógeno, tuvo aquel extrepitoso accidente, allá por los años treinta, en la Alemania Nazi.
Últimamente, la industria automovilística está invirtiendo recursos en I+D para el desarrollo de pilas de combustibles para la fabricación de coches propulsados por electricidad obtenida del hidrógeno. La Agencia Internacional de la Energía pronostica una nueva revolución industrial basada en el hidrógeno y las pilas de combustible, que se utilizarán éstas últimas, tanto para baterías de móviles, como en plantas industriales, automóviles, motores de autobuses y en la industria espacial. ¡Ojalá las ideas de Rifkin puedan convertirse en una realidad cercana!.


Seguirá ...         

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